Tal como lo habíamos anticipado hace más de un mes atrás, el gobierno oficializó una nueva actualización en los distorsivos impuestos internos: a partir de marzo, tributarán un 20% aquellos 0km cuyo precio mayorista sea de entre $2.648.609 y $4.889.740, lo que se traduce en un precio de lista al público desde $3.770.000.
Esta actualización representa una suba del 9,857% correspondiente el aumento en los precios mayoristas de los vehículos registrado en los últimos meses y tendrá vigencia desde el 1 de marzo hasta el 31 de mayo. Como es habitual, los autos que sobrepasen este valor, tributarán una arancel del 20% para la primera escala. Según la web Ámbito Financiero, el valor mayorista o precio de fábrica será de $2.648.602, al que debe sumarse el IVA (21%) y la comisión del concesionario (15%) llegando al precio final de $3.770.000. Como era de esperarse, también se modificó la segunda escala: tributarán un 35% de arancel los 0km con un precio mayorista a partir de $4.889.740, es decir, con un precio de venta al público desde $7.960.000.
Más allá de esta modificación, el aumento en la base imponible no representará grandes cambios frente a lo que ya sucede. Con la inflación y el consecuente aumento de precios, prácticamente ya no quedan 0km de menos de $2.000.000 y, teniendo en cuenta que la primera escala se aplicará a partir de $3.770.000, este valor se acerca peligrosamente a vehículos del segmento B y C. Por ende, como ocurre desde la implementación de los mal llamados “impuestos al lujo”, muchos productos aparecerán “topeados” en las listas de precios oficiales para evitar este gravamen.
Así, este tributo termina perjudicando no sólo a vehículos importados extrazona o del segmento Premium, sino también a modelos de producción nacional como la Volkswagen Taos o la Toyota SW4, mientras que otros como el Chevrolet Cruze o el Peugeot 208 quedan al borde de abonarlo. Quedan exceptuadas las pick ups, al ser consideradas vehículos de trabajo. Otra consecuencia, que siempre se recomienda denunciar, es que los concesionarios cobran importantes sobreprecios –muy por encima del valor de lista- para asegurar al cliente la entrega de la unidad.
Que mas agregar a lo que se a dicho, han distorsionado tanto los precios de los autos con estos «impuestos destructivos» que además de no haber autos, te los quieren vender como si fuesen marcar super premium.
mantener todo el aparato estatal enorme de la Argentina con 5 o 7 millones de personas trabajando en blanco… y la enorme cantidad de gente que cobra del estado, trabaje o no, es imposible. Éstos impuestos atentan contra el consumo, la creación de demanda, la creación de trabajo genuino y blanco, pobres nuestros hijos y nietos lo que quede de ésta venezolandia que le venimos gestando
Sin mayores comentarios, la voracidad fiscal no tiene límite, es un atentado a la producción nacional y a la comercialización de todos los vehículos que están alcanzados por este mal llamado «impuesto al lujo» son escalas ridículas y sólo tienen el objetivo de aumentar la recaudación afectando a un sector importante de la población que ya viene bastante golpeada para la gran carga impositiva existente en nuestro país, y si agregamos el abultado porcentaje de sobreprecios más todos los extras por patentamiento y trámites administrativos, la compra de un 0 km cada vez se aleja más de concretarse, en fin, habrá que esperar mejores tiempos.