La duración de una batería suele rondar los cuatro años o incluso más. Más allá de ser un componente esencial para el funcionamiento del vehículo, su reemplazo cuando llega al final de su vida útil debe ser tomado con mucha responsabilidad. Por tratarse de un equipo que contiene ácidos y elementos químicos, además de materiales hechos con metales pesados, no es un repuesto que se pueda descartar en cualquier lugar.
Además de que su manipulación podría poner en riesgo la salud de personas o animales que pueden entrar en contacto con sus partes, su impacto ambiental también es peligroso, por lo que acudir a un especialista en baterías no sólo implica una tranquilidad a la hora de instalar una batería nueva, con garantía y service asegurado, sino que además se asegura el destino que tendrá la batería vieja que se cambia.
En ese sentido, la compañía Acubat, especializada en la comercialización de baterías para autos, motos, camionetas y camiones de las marcas Varta (líneas Plus, Silver, Blue); Moura; Willard, Acubat y Bronco, explicó la importancia de este procedimiento.
«Es sumamente importante que las baterías viejas reciban el tratamiento de reciclado adecuado, de ninguna manera deben ser descartadas en la vía pública ya que está considerada un residuo peligroso y altamente contaminante», advirtió Luz Valbuena, responsable de marketing de Acubat. «Hay que recalcar que además, las baterías son peligrosas debido a que aún cuando no sirvan para lo que fueron hechas, las sustancias químicas que la componen pueden explotar, con el consecuente daño posible para quien esté cerca», agregó.
La compañía recibe los equipos recambiados, que inician un recorrido para su reciclado en el que se neutraliza el ácido sulfúrico, que es altamente tóxico, así como el plomo de sus celdas y el polipropileno con el que se fabrica la caja de la batería. Actualmente se recicla aproximadamente un 80% de sus componentes: algunas partes se vuelven a emplear en la fabricación de nuevos acumuladores, mientras que otras se comercializan o derivan a diferentes industrias, para su posterior uso. De esta forma, en manos de especialistas, se evita un impacto ambiental evitable pero que a menudo se contempla en las calles o en talleres mecánicos que las desechan sin medir las consecuencias.
