Rivales ¿Y socias?: Mercedes-Benz podría utilizar motores de 4 cilindros de BMW

BMW motor B48

Lo que hasta hace poco era impensado, podría concretarse a corto plazo: Mercedes-Benz utilizando impulsores de BMW. Sí, aunque son rivales directos dentro del trío alemán premium, la firma de Stuttgart necesita una renovación para algunos de sus motores tras la finalización del acuerdo con Renault mediante el cual compartían el propulsor 1.3 turbo empleado en modelos como el Megane o el Clase A y su competidora de Munich es justamente una especialista en motores, que además provee a otras marcas como Land Rover y fabricantes artesanales.

Según medios europeos y norteamericanos, ambas compañías mantienen negociaciones avanzadas para que la marca de la estrella incorpore en algunos de sus modelos motores de combustión desarrollados por su competidor bávaro. Aunque el acuerdo aún no ha sido firmado, las versiones indican que podría oficializarse antes de que termine 2025.

motor serie 1El corazón de esta posible colaboración sería el motor B48 de BMW, un propulsor naftero de 4 cilindros en línea, 2.0 turbo que la firma utiliza en varios de sus modelos de las gamas Serie 1, Serie 3 y Serie 5, además de MINI. Su confiabilidad y vigencia técnica lo convierten en un candidato ideal para cumplir con las cada vez más exigentes normativas ambientales. En caso de concretarse, equiparía a las futuras generaciones del Mercedes-Benz CLA, GLA, GLB, GLC, Clase C e incluso Clase E. Otro modelo que podría beneficiarse sería el denominado “Baby-G”, un todoterreno compacto inspirado en el icónico Clase G, que se encuentra en desarrollo.

La producción de estos motores también está sobre la mesa. Una de las alternativas sería la planta que BMW posee en Steyr, Austria, especializada en la fabricación de propulsores. Otra opción apunta a instalaciones compartidas en Estados Unidos, lo que permitiría a ambas marcas optimizar recursos y reducir costos asociados a impuestos y aranceles.

La gran pregunta es por qué Mercedes-Benz, un fabricante con gran tradición en ingeniería propia, consideraría utilizar motores de su rival histórico. La respuesta parece estar en una combinación de factores. Por un lado, la presión regulatoria, con la inminente entrada en vigor de la normativa Euro 7, obliga a contar con motores altamente eficientes y ya probados, lo que reduce riesgos y acelera los tiempos de adaptación. Por otro, el contexto del mercado también influye. La compañía de Stuttgart decidió posponer su plan de electrificación total y confirmó que seguirá ofreciendo modelos de combustión más allá de la próxima década, debido a la lenta adopción de los autos eléctricos y las pérdidas que generaron en su balance. Proteger los márgenes de rentabilidad se ha convertido en prioridad, y compartir motores aparece como una solución muy conveniente.

BMW también tendría mucho que ganar con este acuerdo. Al asegurar volúmenes adicionales para sus motores de combustión, garantizaría la continuidad de una producción que se comprometió a mantener activa, incluyendo propulsores icónicos como los seis en línea y los V8.

De concretarse, la alianza marcaría un antes y un después en la industria automotriz alemana: dos marcas rivales históricas cooperando para enfrentar un futuro complejo, en el que la eficiencia y los costos pesan tanto como la tradición y la identidad de cada compañía.

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