A pesar de un nivel de ventas casi testimoniales en nuestro país, con un portfolio de productos muy acotado y a la espera de que su actual importador defina una estrategia y amplíe la gama disponible en Argentina, Mitsubishi tiene buena presencia en la región, sobre todo en Brasil y países de América Central. Es por eso que la compañía ya prepara el que será uno de sus lanzamientos más importantes de los últimos años, por características y posible volumen de ventas: el XForce, aunque aquí recibirá otro nombre, Outlander Sport.
Tal como ya lo implementó en otros modelos, la idea de rebautizarlo es aprovechar el reconocimiento que tienen algunas denominaciones que identificaron a otros productos de la marca. En este caso, el Outlander Sport –que nada tiene que ver con el Outlander a secas- fue un C-SUV que en algunos mercados se llamó ASX y que también tuvo sus derivados de Peugeot (4008) y Citroën (C4 Aircross). Ahora, la firma nipona reutilizará este nombre para su B-SUV que fue presentado a fines del año pasado en Asia.
El XForce –u Outlander Sport- mide 4.390 mm de largo, 1.810 mm de ancho y 1.660 mm de alto, siguiendo una receta completamente diferente a Europa, donde el ASX se convirtió en un rebadge del Renault Captur. Se trata de un producto 100% Mitsubishi y estrena un nuevo lenguaje de diseño para la firma nipona. Su estética se asemeja claramente al del prototipo, destacándose la parrilla/toma de aire frontal de formato trapezoidal con el logo ubicado bien en la parte superior y los enormes faros en forma de T, unidos entre sí al contrario de los actuales que suelen estar divididos en dos sectores.
El resto de su figura se caracteriza por los trazos rectos y angulosos, con una línea de cintura alta, musculosos pasarruedas para transmitir una sensación de mayor robustez y llantas de aleación de 5 rayos con terminación diamantada. Mención aparte para su despeje al suelo, de 22 centímetros, siendo el mayor de su categoría y lo que sin dudas repercutirá en su comportamiento fuera del asfalto.
Puertas adentro también sobresale por su renovado estilo, con un diseño más tridimensional, revestimientos bi-tono y en el que se destaca la tecnología, con un nuevo diseño del volante y dos enormes pantallas unidas entre sí por un marco de formato trapezoidal, con un display para el instrumental y otro para el sistema multimedia. Por debajo se ubican las salidas de aire, los mandos del climatizador y una serie de teclas tipo piano, mucho más intuitivas que los comandos táctiles.
El B-SUV promete un nivel de equipamiento muy completo, con climatizador bizona, cargador inalámbrico, equipo de audio Yamaha, cámara de retroceso, 6 airbags, control de tracción, control de estabilidad e incluirá además control de velocidad crucero adaptativo, alerta de punto ciego, alerta de colisión frontal, frenado autónomo de emergencia y luces altas automáticas, entre otros ítems.
Mecánicamente, al menos para los mercados del sudeste asiático, sólo estará disponible con un motor naftero 1.5 de 106 CV y 140 Nm de torque, asociado a una caja automática CVT. Si bien sólo cuenta con tracción delantera, adicionalmente ofrecerá un selector de modos de conducción/terrenos (Normal, Gravel y Mud), así como el Active Yaw Control, que distribuye el par entre las ruedas delanteras dependiendo de las condiciones de manejo.
El primer país de la región donde desembarcó es en Costa Rica, pero se espera que próximamente también sea presentado en México, Colombia, Brasil, Chile y posiblemente Argentina.
si llegara a Argentina será la opción más completa de su segmento. aunque el precio por importación no consiga justificarse. tiene buen despeje pero el motor es para uso citadino, una propuesta igual al Peugeot 2008 que será fabricado en el palomar