
Audi es una de las marcas que más fuertemente está apostando por la electrificación, pero también por impulsar un modelo de economía circular sustentable en la que se puedan aprovechar y reutilizar los materiales y componentes de vehículos en desuso, siniestrados, prototipos de prueba o con fallas de producción que normalmente serían descartados. En ese sentido, la firma de Ingolstadt ya trabaja en proyectos como el Material Loop y ahora presentó otra de sus innovaciones aplicará próximamente en la producción del SUV eléctrico Q4 e-tron.
Con más de un año de estudio e investigaciones para desarrollar un proceso para fabricar parabrisas con cristal reciclado, el programa GlassLoop propone reciclar vidrio para la fabricación de cristales para el vehículo. Así, la marca alemana ha logrado combinar el cristal laminado de los parabrisas, que es más resistente a los golpes y a los impactos de elevada fuerza que el simple templado. El proceso requiere un contenido máximo de un 30% de cristal procedente tanto de parabrisas de vehículos accidentados como de techos panorámicos. Durante el mismo, se trituran los cristales y se los separa de las gomas y de los sellantes para después ser transformados en gránulos, que se funden y se preparan para el laminado.
El objetivo de la compañía es implementarlo en el Q4 e-tron a partir de 2025. Desarrollado sobre la plataforma modular eléctrica MEB, a nivel de diseño, el sector frontal está inspirado en su hermano mayor, el e-tron y en los SUV’s más grandes de la marca, como el Q8, con una figura que combina trazos rectos con músculo y formas angulosas. Allí, lo primero que llama la atención es que al igual que el renovado Q5, cuenta con faros Oled, que serán personalizables: el conductor podrá elegir el diseño de la firma luminosa según el modo de conducción seleccionado. También sobresale la enorme parrilla hexagonal carenada –no tiene una función de refrigeración- y las tomas de aire de los extremos del paragolpes, que contribuyen a darle una imagen muy agresiva. De perfil luce un diseño bastante similar al Q5, especialmente en la variante convencional, con el típico remate posterior de los SUV’s de Audi, con la tercera ventanilla sobre el pilar C, que adopta un estilo tipo fastback en el caso de la versión Sportback.
Puertas adentro, se destaca por un diseño mucho más arriesgado y de aspecto tridimensional, dejando de lado la habitual sobriedad que caracterizaba a la marca. No faltan los gadgets tecnológicos, como el instrumental 100% digital –con display de 10,25”- ni dos pantallas adicionales, una para el sistema multimedia y otra para operar los mandos del climatizador. Mención aparte para la incorporación de un Head-Up Display de 10,1” con tecnología de realidad aumentada que proyecta información en el parabrisas sobre la navegación, autonomía restante, velocidad, etc. y que será ofrecido como opcional.
Mecánicamente, hasta el momento fueron presentadas tres versiones, Q4 35 e-tron con motor eléctrico de 170 CV (ubicado en el eje trasero) y batería de 55 kWh con una autonomía de 341 kilómetros según el ciclo WLTP (349 km en el Sportback); Q4 40 e-tron con motor de 204 CV (ubicado también en el eje trasero), batería de 77 kWh y autonomía de 520 kilómetros para ambas variantes; y Q4 50 e-tron quattro, con dos motores (uno en el eje delantero y otro en el posterior) de 299 CV y una batería de 77 kWh que le proporcionará 488 kilómetros de autonomía (497 km en el Sportback). La más potente podrá acelerar de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos y alcanzar una velocidad máxima limitada electrónicamente de 180 km/h. Toda la gama dispone de un cargador convencional de 7,4 u 11 kW, siendo aptas también para cargadores rápidos de 100 y 125 kW de potencia.