
A principios de 2000, MINI –ya propiedad del Grupo BMW- entró en una nueva era, un renacer en el que dejaba de lado el modelo clásico que tanto éxito y reconocimiento le dio, para adaptarse a los requerimientos actuales en confort, seguridad y estilo, pero buscando mantener la inspiración en el original y sus sensaciones de manejo, el go-kart feeling como lo denomina la compañía. No fue un trabajo para nada fácil y llevó varios años de desarrollo y proyectos que si bien quedaron por el camino, fueron dándole forma al MINI del siglo XXI. Uno de ellos fue el concept ACV 30, del que la compañía acaba de dar a conocer su historia.
El prototipo fue diseñado por Adrian van Hooydonk, actual vicepresidente senior de BMW Group Design y fue presentado en 1997. Curiosamente, su idea fue rechazada en 1995, pero luego se decidió desarrollarlo como un concept car que se develó al público con el nombre de “Anniversary Concept Vehicle”, o ACV 30. La denominación hacía referencia a las victorias de la marca en el Rally de Montecarlo, alcanzadas 30 años antes (1964, 1965 y 1967).
Aunque sus rasgos pueden ser parecidos al MINI Coupé –que posiblemente también se haya inspirado en este concept- lo cierto es que en aquel momento, el vehículo se presentó como la versión contemporánea de un superdeportivo de rally, que rendía homenaje al pasado de MINI. De esta manera, el ACV 30 no solo no tenía motor delantero como el modelo original, sino que poseía tracción trasera y motor central de 1.8 litros. Esta decisión nunca tuvo la intención de ser permanente, ni de pasar a producción, por lo probablemente haya sido el resultado de usar una plataforma de Rover Group, como la del MG-F con el que coincidían estas características.
Lo más llamativo del ACV 30 es sin dudas su diseño, con detalles distintivos como la parrilla hexagonal y los faros redondos inspirados en los del MINI clásico, rasgos que podían trasladarse a un modelo futuro. Al ser un auto de rally, este prototipo también recibió cuatro luces adicionales en su frente que, aunque no se incluyeron en la versión de serie del hatch, estaban disponibles como accesorio. Otros elementos también pasaron a formar parte del primer nuevo MINI, como los faros grandes, el formato de baúl tipo hatchback y el techo flotante con los icónicos pilares negros. La carrocería roja y el techo blanco, por su parte, hacen referencia a la unidad que ganó el rally de Montecarlo en 1967.
Aunque el prototipo más cercano al que terminó siendo el MINI de producción fue presentado ocho meses después en el Salón de Frankfurt, el ACV 30 fue uno de los más recordados, incluso por otro detalle: para su estreno, el concept lideró una vuelta de exhibición antes del inicio del Rally de Montecarlo 1997, junto con los tres autos ganadores de la década de 1960 para conectar el pasado con el futuro, el rol que efectivamente cumplió en la historia de la firma británica.