El 205 es sin dudas uno de los productos más representativos y queridos de Peugeot, un hatchback que inició el éxito de la serie 200 y que se mantiene vigente hasta el día de hoy con el actual 208, muy elegido por su versatilidad y confiabilidad, con miles e incluso millones de unidades aún en circulación. Además de estos atributos, lo que contribuyó a que se convierta en un ícono fue su éxito deportivo, especialmente en el rally, con el T16. La marca francesa supo trasladar muy bien su espíritu a la calle con la versión GTi, uno de los hot-hatch más deseados desde fines de la década del 80 y que está cumpliendo nada menos que 40 años.
Repasando su historia, el Peugeot 205 GTi llegó al mercado en marzo de 1984, tan solo un año después del lanzamiento del hatchback, buscando transmitir deportividad en dimensiones compactas y pensado para conductores ávidos de sensaciones pero que buscaban la discreción de un modelo de gran venta. Su motor de 105 CV, combinado con el bajo peso del 205, aseguraba emociones fuertes.
A mediados de los años 80, el segmento de los hot-hatch se puso realmente competitivo e interesante, ya que todas las marcas peleaban por ofrecer el mayor número de caballos en el vehículo con menor peso y dimensiones. En el momento en el que el 205 GTi llegó a las calles, los ingenieros de Peugeot ya estaban trabajando en versiones más potentes, con 115 CV e, incluso, 130 CV. El problema es que tardarían aún un par de años en saltar de los planos a la realidad.
Inicialmente, bajo el respaldo y la garantía de su división de competición, Peugeot Talbot Sport (PTS), ofreció un kit específico para los más exigentes, con el que alcanzaba los 125 CV, pero debía ser instalado en un taller especializado y homologarse ante las autoridades. Así surgió 205 GTi Kit PTS 125, muy poco conocido, pero codiciado por los coleccionistas. Con este kit, el 1.6 llegó a la cifra mágica de los 125 CV a 6.900 rpm, con 140 Nm a 4.800 rpm, consiguiendo el 0-100 km/h en 8,5 segundos y una velocidad máxima de 205 Km/h.
Finalmente, en 1987 fue presentada una evolución del 205 GTi, ahora con dos motorizaciones: 1.6 GTi, que llegaba a los 115 CV y que destacaba por su carácter alegre y su capacidad de reacción, y el 1.9 GTi, que alcanzaba los 130 CV. Además de por su potencia, estas dos versiones se diferenciaban por detalles como los frenos de disco en las cuatro ruedas, en el 1.9 o sólo en las delanteras en el 1.6 o la tapicería, la mitad en cuero a bordo del 1.9 y de tela en el 1.6.
La frutilla del postre llegó unos años después: la variante cabriolet, denominada 205 CTi, cuyo diseño también estuvo a cargo de Pininfarina y se convirtió en uno de los vehículos más codiciados por los amantes de los descapotables.