
Desde el año pasado, Stellantis viene anunciando diferentes planes para impulsar la electrificación también en nuestra región. Más allá de la tecnología de los sistemas de propulsión, otro punto clave es la seguridad ya que muchos de los componentes operan con alto voltaje o son muy inflamables. En ese sentido, la compañía acaba de inaugurar el nuevo Centro de Seguridad ubicado en el complejo industrial de Betim, en Minas Gerais. La instalación, considerada la más moderna del hemisferio sur en su tipo, está enfocada en la realización de pruebas de choque en vehículos híbridos y eléctricos.
La apertura de este centro representa un paso clave en la estrategia regional de la automotriz, al ampliar su capacidad tecnológica para el desarrollo de soluciones avanzadas de seguridad, más allá del tipo de motorización. Además, se dio en el marco de la primera visita oficial a Brasil de Antonio Filosa como CEO global de Stellantis, quien encabezó el evento de inauguración.
Más de 50 ingenieros conforman el equipo especializado que opera en estas nuevas instalaciones, donde se aplican rigurosos protocolos de evaluación. Las pruebas para modelos electrificados siguen procedimientos similares a los utilizados en vehículos con motor de combustión interna, aunque con atención específica a componentes críticos como las baterías y los sistemas de alto voltaje.
Previo al ensayo de impacto, se realiza una inspección detallada de las baterías que incluye análisis visual, pruebas eléctricas y verificación del aislamiento. Durante la prueba, sensores y tecnologías de última generación monitorean en tiempo real la posible presencia de cortocircuitos, fugas térmicas o riesgo de incendio, garantizando un control preciso de todo el proceso.
Una vez realizado el impacto, el área se aísla y los equipos técnicos, junto al cuerpo de bomberos, aplican protocolos especiales diseñados para vehículos eléctricos. Se inspecciona la batería con herramientas no invasivas y se controla de forma continua la temperatura y posibles fugas de gas. En caso de detectarse alguna inestabilidad, se activa automáticamente un sistema de contención y extinción de incendios, asegurando tanto la protección del personal como la integridad de los datos recabados.

Finalizada la prueba, los vehículos se trasladan a una Zona de Seguridad donde permanecen bajo monitoreo constante durante al menos 24 horas. Allí se emplean cámaras térmicas y sensores conectados a sistemas en línea, a los que pueden acceder tanto los bomberos como los técnicos del centro, permitiendo una respuesta inmediata ante cualquier anomalía. Si se detecta riesgo de incendio o falla de aislamiento, el protocolo contempla la inmersión del vehículo en un tanque especialmente diseñado para mitigar emergencias con baterías de alto voltaje, asegurando así la contención del incidente.
Al respecto, Emanuele Cappellano, presidente de Stellantis para Sudamérica, afirmó:“El Centro de Seguridad marca un paso más en la consolidación de Sudamérica como una región estratégica para la producción de vehículos híbridos y eléctricos. Con un enfoque en la seguridad, la sostenibilidad y la innovación, reforzamos nuestro liderazgo en el mercado sudamericano, además del compromiso con el futuro de la movilidad y el desarrollo tecnológico local”.