
Una vez más, el auge y la demanda por los SUV’s se cobraron otra víctima: el Peugeot 508, el último sedán del segmento D de la marca francesa con el que apuntaba a continuar su tradición de berlinas confortables y que en este caso también agregaba un plus de deportividad, especialmente en las versiones PSE. Lamentablemente, sus ventas nunca despegaron y ocurrió lo inevitable, se despidió del configurador y por ende, una vez que se agote el stock remanente en los concesionarios, no tendrá un sucesor.
Si bien su antecesor tampoco había logrado trascender, la firma del león decidió volver a apostar por este segmento, esta vez, como señalamos anteriormente, con un estilo más rupturista y dinámico pero que, frente a tantos SUV’s y crossovers fue quedando de lado al igual que su hermano franco-asiático, el DS 9, con el que compartía plataforma y numerosos componentes pero que tampoco pudo convencer al público europeo y fue retirado del mercado hace ya varios meses.
La última actualización del 508 fue en 2023. Ese año, el sedán recibió un profundo rediseño que actualizó su imagen y sumó más tecnología, sin alterar la gama mecánica ya conocida. El cambio más notorio se apreciaba en el sector frontal, donde se redibujaron los faros principales y los característicos colmillos Led, que adoptaron un formato triple y ganaron protagonismo al extenderse sobre una porción mayor del paragolpes. La parrilla también fue reformulada: era más grande, tridimensional y lucía el nuevo emblema de la marca en el centro, manteniendo la numeración en el borde superior.
De perfil, sólo había estrenado nuevo diseño de llantas (disponibles de 17 a 20 pulgadas) y detalles en negro brillante en los espejos. En la parte trasera, se retocaron levemente los faros, incorporando el nombre de la marca en el aplique del baúl. Las versiones GT y PSE destacaban su carácter deportivo con doble salida de escape y un difusor estético.
Puertas adentro, la consola central estrenó una selectora tipo joystick más compacta, y se destacaba la incorporación de una nueva pantalla táctil de 10” para el sistema multimedia i-Connect Advanced, que permitía almacenar hasta ocho perfiles de usuario y recibir actualizaciones remotas. El habitáculo fue diseñado bajo el concepto i-Cockpit, con tablero elevado y una pantalla digital de 12”.
La gama del 508 estaba compuesta por tres variantes: Allure, GT y PSE. Entre los principales ítems incluían control de crucero adaptativo con Stop&Go, frenado autónomo, alerta de colisión con detección de peatones y ciclistas (incluso de noche), asistente de mantenimiento de carril, lector ampliado de señales, monitor de punto ciego, faros Matrix Led, Head Up Display, suspensión adaptativa, techo panorámico y cámaras HD para estacionamiento, entre otros.
La oferta mecánica era bastante amplia: desde los motores térmicos 1.2 PureTech y 1.5 BlueHDi, ambos de 130 CV, hasta tres opciones híbridas enchufables que combinaban el motor 1.6 con propulsión eléctrica y entregan 180, 225 o 360 CV (en el caso del PSE con tracción integral). En todos los casos, única transmisión disponible era la caja automática EAT8 de 8 velocidades.
Aunque en algún momento se llegó a hablar sobre su posible arribo a nuestro país como la generación anterior, lo cierto es que nunca se concretó, por lo que ni siquiera lo llegamos a ver en nuestras calles. Hoy por hoy, la oferta global de Peugeot está compuesta por los 408, 3008 y 5008 en la misma franja, aunque muy lejos del concepto de berlina familiar.