El Wrangler es uno de los todoterreno más icónicos del mercado, considerado justamente como el padre de este tipo de vehículos. También es uno de los pocos que, generación tras generación, a pesar de sus avances tecnológicos y en la mecánica, conserva intacta su esencia. Así es el Wrangler 2018, del que Jeep mostró sus primeras imágenes oficiales como anticipo de su presentación oficial prevista para los próximos meses, durante el Salón de Los Angeles.
¿Qué cambió? A simple vista, muy poco: nuevos faros, con detalles en Led que le dan un aspecto más moderno; la parrilla, que conserva los siete bastones verticales tradicionales, pero más estilizados; el paragolpes delantero, más robusto, con un aplique cromado que sirve de marco para las luces antiniebla; el capot, con nervaduras más marcadas; y líneas algo más redondeadas en el resto de la carrocería, aunque sin perder las señas de identidad que siempre lo caracterizaron, como los guardabarros ensanchados o las bisagras externas de las puertas.
Un detalle que recupera y es una suerte de homenaje a los primeros Jeep’s es el parabrisas rebatible, que aunque cuenta con una mayor inclinación, puede desplazarse completamente hacia adelante. También las puertas van a seguir siendo desmontables.
Internamente, según la marca, los cambios sí son profundos. Se trata de una generación completamente nueva, que incorporará numerosos elementos de seguridad activa, mayor tecnología de conectividad y propulsores más potentes y eficientes.
Dichas motorizaciones serán un mejorado 3.6 V6 Pentastar y un nuevo 2.0 turbo, ambos con sistema Start&Stop, cuyas potencias aún no fueron develadas, que podrán acoplarse a una transmisión automática de 8 marchas o manual de 6 velocidades.
Disponible tanto en versión de 5 puertas –Unlimited-, como 3 puertas –Rubicon-, el nuevo Wrangler se producirá en la planta de Toledo, en Ohio, Estados Unidos.