Presentado el año pasado en India, el Kiger rápidamente llamó la atención en varios mercados fuera del país asiático por su atractivo diseño y una interesante dotación de equipamiento, reflejando una clara evolución con respecto al Kwid del que deriva. Desde aquel momento se sabía que, aunque fue pensado especialmente para el mercado indio, también se convertiría en un producto casi global, apuntando a los denominados mercados emergentes. Es así que varios meses después de su lanzamiento y con una demanda sostenida, el pequeño SUV comenzó a ser exportado a Sudáfrica y Nepal, sus primeros destinos.
Tal como señalamos anteriormente, lo más llamativo del Kiger es su diseño: firmado por el propio Laurens van den Acker, responsable de los últimos productos del rombo, el prototipo ya resultaba realmente muy atractivo, lo que se terminó de confirmar con la versión definitiva, con muy pocos cambios. El Kiger es más que un Kwid con esteroides, ya que tiene una impronta propia en el sector frontal con un estilo más agresivo y moderno con la firma luminosa que dibujan los Led de circulación diurna y los pasarruedas bien marcados, buscando transmitir una sensación de mayor robustez y dinamismo. Como todo vehículo con estética aventurera, cuenta con protecciones plásticas en la parte inferior del paragolpes, los pasarruedas, zócalos laterales y barras de techo.
Puertas adentro, el SUV toma distancia del citycar, con un diseño completamente diferente y una apariencia que se aleja de esa imagen low cost. El tablero está inspirado en los nuevos productos de la marca, con salidas de aire rectangulares y la consola central con una pantalla táctil de 8” tipo tablet flotante para el sistema multimedia. También posee instrumental digital con display de 7” configurable por el conductor y más completo que el del Kwid.
A nivel de equipamiento, además del mencionado sistema multimedia compatible con Android Auto y Apple CarPlay, dispone de conexión WiFi, climatizador automático, control de velocidad crucero, arranque por botón, cámara de retroceso, selector de modos de conducción (Eco, Normal y Sport), sistema de sonido 3D firmado por Arkamys y en materia de seguridad, cuatro airbags, estructura reforzada con barras de protección laterales, control de tracción y estabilidad, además de frenos con ABS/EBD/BA. Para suplir los malos resultados de los crash test del citycar, la marca puso especial atención en destacar la dotación de seguridad del SUV, que debería desempeñarse muchísimo mejor en las pruebas de choque.
Mecánicamente, comparte los motores con el monovolumen Triber, un propulsor naftero 1.0 de tres cilindros y 72 CV –6 CV más en comparación con el Kwid debido a su mayor porte-, asociado a una caja manual de 5 marchas, al que se sumará un 1.0 turbo, también tricilíndrico, de unos 100 CV que estará acoplado a una transmisión automática del tipo CVT. Si bien es más grande que el citycar, por lo que utiliza una variante evolucionada de la plataforma CMF-A, no sobrepasa los 4 metros de largo para recibir beneficios fiscales en el país asiático.
¿Cuál será el próximo paso del A-SUV? Medios de prensa brasileños ya hablan sobre su posible producción allí y a decir verdad, cuenta con grandes chances, ya que su plataforma está radicada e incluso podría compartir la planta no sólo con el Kwid sino también con el Nissan Magnite, su primo de la marca japonesa. En el caso de nuestra región, podría contar con el nuevo motor 1.0 TCe de 115 CV ofrecido en India o el más conocido 1.6 SCe de 115 CV que utilizan varios productos de Renault y Nissan actualmente.