Desde el Salón de Frankfurt, Volkswagen inició una nueva era en la que, como vinimos anticipando desde hace meses, la electrificación jugará un rol cada vez más importante, lo que traerá aparejado una transformación dentro de la compañía. Justamente en ese sentido, la planta alemana de Emden será una de las que se encargue de la fabricación de su gama de vehículos eléctricos, lo que obligará a mudar la producción de los modelos que hasta ahora salían de su línea de montaje.
Históricamente, Emden fue uno de los centros de producción –además de Estados Unidos y China- del Passat, desde donde se abastecía al mercado europeo y a nuestra región, pero a partir de la próxima generación, el sedán insignia de Volkswagen pasará a fabricarse en Turquía. Así lo adelantó la agencia de noticias Automotive News en un artículo en el que señaló que Volkswagen invertirá nada menos que U$S 1 billón en la construcción de una nueva planta en aquel país, donde también será producido el Skoda Superb, “primo” del Passat.
El nuevo complejo industrial tendrá una capacidad de producción de 300.000 unidades anuales y formará parte de un proceso de reestructuración dentro del Grupo Volkswagen: mientras que la planta de Emden se dedicará a la producción de vehículos eléctricos, la factoría de Kvasiny en República Checa –donde actualmente se fabrica el Skoda Superb- se centrará en los SUV’s de la compañía, como el Seat Ateca y el Skoda Karoq. La decisión de mudar la producción a Turquía también está relacionada con las positivas condiciones macroeconómicas del país y generará alrededor de 4.000 puestos de trabajo.
Mientras tanto, el actual Passat B8 tiene por delante algunos años más de vida comercial: la presentación de la siguiente generación recién está prevista para 2022 o 2023, desarrollada sobre una evolución de la plataforma MQB y con más versiones electrificadas.