La tercera generación del Cherokee se había caracterizado por ser la más “llamativa” por decirlo así, especialmente con la trompa dividida en tres sectores, el superior con las luces Led de circulación diurna, uno intermedio con los faros principales y la parte inferior con los antiniebla, una solución similar a la adoptada por la Fiat Toro. Ahora Jeep decidió ir marcha atrás con esa diferenciación –que había despertado algunas críticas de los seguidores de la marca- y volver a una imagen más convencional, en línea con el resto de la gama.
Casi un mes antes del Salón de Detroit, la firma estadounidense develó las primeras imágenes del restyling de su SUV mediano, que luce un sector frontal completamente reformulado y que se acerca bastante al del nuevo Compass, con faros que integran las luces diurnas y las altas en un mismo conjunto. También se modificó el diseño del paragolpes delantero, con trazos más rectos y sobrios.
No hubo cambios significativos en los laterales, salvo nuevo diseño en las llantas de aleación, mientras que en la parte trasera se modificó la distribución interna de las luces y se retocó el área del portapatentes.
En el interior se actualizó el sistema multimedia –con una pantalla táctil más grande- y estrena tapizado bitono, más claro en el sector inferior y los asientos y más oscuro en la plancha superior y paneles de las puertas. Por el momento, Jeep no aclaró si introdujo mejoras en la dotación de equipamiento de confort o de seguridad.
Tampoco se esperan novedades en la parte mecánica, conservando los motores y transmisiones con los que se comercializa actualmente. Vale recordar que en nuestro país, el Cherokee se vende únicamente en su versión Trailhawk, impulsada por el motor Pentastar V6 de 271 CV y caja automática de 9 marchas con tracción integral y sistema Select-Terrain.
Esta actualización comenzará a venderse hacia finales de enero en Estados Unidos y debería arribar a Argentina en algún momento de 2018.