MINI sigue renovando y reestructurando su gama. Así como hay nuevas incorporaciones como el Electric y el futuro Aceman, también hay otros modelos que se despiden. Uno de ellos es el Clubman, una suerte de versión rural que fue presentada en 2007 y estuvo inspirada en el modelo original de 1969, ganando una segunda generación en 2015, que es justamente la que finalizó su producción recientemente.
Con más de 1,1 millones de unidades producidas de la versión moderna, se podría decir que logró un muy buen nivel de ventas pero –y a pesar de que también llegó a contar con una opción con tracción integral-, siempre se vio opacado por el SUV Countryman, que prácticamente duplicaba esa cifra. Así fue que la firma británica tomó la decisión de dejar de ofrecerlo a partir de este año y lamentablemente no tendrá un sucesor directo, sino que será reemplazado en parte tanto por el nuevo Countryman (más grande y con motores de combustión) como por el Aceman (más pequeño que el SUV y 100% eléctrico).
La última unidad salió hace unos días atrás de la línea de producción de la planta de Oxford (Reino Unido), aunque a principios del año pasado, MINI había presentado la serie de despedida Final Edition. Su propuesta siempre fue original, la primera generación del Clubman contaba con las puertas traseras de apertura inversa y la tapa del baúl dividida en dos, por lo que se accedía a él como en un utilitario. La idea no terminó de gustar y la segunda generación pasó a utilizar puertas traseras de apertura convencional, manteniendo el portón trasero basculante.
Estéticamente, como era de esperarse, la edición especial suma detalles exclusivos como los apliques en color cobre en la parrilla, los aros y rayos de las llantas y las franjas que se extienden sobre el capot y los laterales. También incluye un logo ubicado en el pilar B con el número de unidad y sólo estará disponible en tres colores: Blanco Nanuq, Negro Enigmatic y Plata Melting.
Puertas adentro también se destaca por su personalización específica con emblemas Final Edition en los umbrales de las puertas y el volante, butacas deportivas tapizadas en cuero de color marrón con costuras azules y una placa con el número de unidad por debajo de la pantalla táctil de 8,8” del sistema multimedia.
Mecánicamente, mantiene las motorizaciones nafteras ya conocidas en el hatchback: el propulsor TwinPower Turbo 1.5 de 136 CV para la versión Cooper y el TwinPower Turbo de 2.0 litros y 178 CV para la versión Cooper S, ambas asociadas a una caja automática de 7 velocidades.